18 de abril de 2024

Antonio José de Sucre; un paradigma de la acción política para la coyuntura de crisis

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Antonio José de Sucre; un paradigma de la acción política para la coyuntura de crisis (*)

Mario Javier Pacheco Morales

Al traer a Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, al presente, no pretendo   coadyuvar al culto de la personalidad, ni al caudillismo y muchos menos al mesianismo; fenómenos que tanto daño han causado a las esperanzas redentoras del pueblo venezolano. Tampoco la intención es abusar de la analogía para adjuntar, paralelamente, hechos y circunstancias de tiempos históricos diferentes. El propósito fundamental de la ponencia es, a partir del ejemplo histórico del liderazgo y acción concreta de Sucre en el siglo XIX,  sin necesidad de idealizar y mistificar su figura, señalar aquellos rasgos sobresalientes de su actuación que, a mi manera de ver, deberían ser tomados en cuenta por quienes actúan en la política nacional en pleno siglo XXI.

No hay duda, lo que se vive en Venezuela en la actualidad es una crisis histórica. A pesar de su carácter integral, el elemento económico impacta de manera crucial en la vida de la nación. Lo económico es fundamental. Sin embargo,  a pesar del peso determinante de lo económico en la crisis, es, en la acción política de los agentes del poder y sus contradicciones de clase, donde se hallan, tanto,  los elementos explicativos de la coyuntura actual, como las válvulas de escape de la presión conflictiva que mantiene contractada a la nación venezolana. Por ende, es, en la política, donde se encuentra el dispositivo racional capaz de destrancar la actual situación y de esta manera se garantice, como se ha ofrecido parafraseando al libertador: La mayor suma de felicidad posible al pueblo venezolano

Por consiguiente, el país necesita hombres y mujeres que estén capacitados políticamente para asumir su rol que el tiempo histórico dominante está exigiendo. Líderes y lideresas que trasciendan el cálculo politiquero, la maniobra mercantilista, la inmediatez electorera y la frívola actitud efectista de la figuración y, como rasgo palmario de este perfil, deben ser nacionalistas, con sentido de patria y totalmente independientes de factores de dominio trasnacionales. Desde mi punto de vista, y es la idea central de esta ponencia, la personalidad, actitud y acción política de Antonio José de Sucre, gran Mariscal de Ayacucho, es un modelo a seguir en estos tiempos tormentosos de crisis. Tales rasgos quedaron expresados en su actuación en circunstancias como: 

Confrontación de liderazgo entre Bolívar y Mariño entre 1813 y 1817. Conflicto con integrantes de la Legión Extranjera en 1819.  Armisticio y regularización de la guerra 1820.  Campaña del Sur entre 1822- 1824. En cada uno de estos momentos dejó plasmada su capacidad de acción política para la consecución de objetivos supremos durante el período de la guerra.

En resumidas cuentas, “La vida de Sucre al igual que su muerte forman parte de un proceso político: el de la historia de la lucha por el poder en tiempos de la independencia” (Quintero, p. 295). Y en el trayecto de esa lucha, además de su destacada actitud de conductor militar, logró desarrollar una profunda capacidad para el desempeño de la política, la diplomacia, la conciliación y el entendimiento. Estas cualidades las expresó, de manera concreta,  en el poder de la palabra y el diálogo; estas fueron los medios con los cuales convenció al General José Francisco Bermúdez en aquellos momentos de su radicalismo revolucionario; desactivó los movimientos separatistas del General Santiago Mariño; prometió el más absoluto respeto a la vida a los derrotados de Pichincha y Ayacucho y fue el diálogo su instrumento fundamental  durante el ejercicio de la presidencia en Bolivia, y el método que utilizó para intentar dar pasos de integración bolivariana con Argentina, Chile y Perú.

Finalmente, como individuo vinculado al estudio de la historia, visualizo a Antonio José de Sucre como un ser actuante en el complejo momento de las contradicciones sociales durante el siglo XIX, haciendo uso de la política como herramienta para construir caminos de avanzada. Y, como ciudadano en este tiempo histórico dominante, siendo una víctima más,  de las terribles circunstancias que definen la coyuntura actual nacional, imploro a la providencia, sabiendo que la lucha actual  por el poder no es un torneo entre ángeles,  para que el ejemplo histórico del Gran Mariscal de Ayacucho se transforme en chic espiritual y se instale en la conciencia de los hombres y mujeres que actualmente se dedican a la política tanto en gobierno como en oposición,  para que logren trazar vías hacia la reconstrucción del tejido social en nuestra patria, y entre todos, edificar una nueva realidad histórica que implique, sobre todas las cosas, la mayor suma de felicidad posible  para todo el pueblo venezolano.

(*) Ponencia presentada en el XVIII Coloquio de Historia Municipal. Museo Histórico de Carúpano 27 y 28 de junio de 2019

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